H. Melville: Moby-Dick



Para reseñar este clásico de la literatura universal uno siente que tiene que estudiar. Sin lugar a dudas en su tiempo fue una novela experimental y tal y como descubres al leer sobre ella, de éxito fallido. Está escrita por un excelente narrador que quiso escribir  la gran novela americana, y cuyo fracaso editorial, ¿cómo no?, le dejó una huella  importante que a duras penas pudo superar.

Como otros autores de la época, habla con propiedad. Pues durante un tiempo estuvo enrolado en diversos barcos, entre ellos balleneros. Pero eso no es suficiente para escribir Moby-Dick. Melville demuestra su sabiduría durante toda la narración. Son continuas las digresiones, referencias a la literatura, a los pensadores, las reflexiones de todo tipo. Y a esto se le une el estilo novedoso al mezclar poesía, discurso teatral, ensayístico, canciones populares… y un toque de humor, comedido, que en ocasiones sirve para que la narración camine claramente por el mundo de la fábula, haciéndote dudar de esa descripción de estilo científico que utiliza el autor en numerosas ocasiones.

Hay una frase que permite conocer la intención del autor e ilustra ese sentido del humor: “Para producir un libro colosal, debes elegir un colosal asunto. Jamás podrá escribirse un volumen grandioso y perdurable sobre la mosca, aunque muchos haya que lo han intentado”.
 

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