I. McEwan: La ley del menor



Me he escuchado esta novela porque tras el impacto que me produjo El placer del viajero, siento cierta atracción (insana) por este autor. Y mirando reseñas por Internet encontré una que decía que esta novela es malísima. Que los personajes son planos,  que las historia carece de interés y que parece mentira que McEwan pudiera haber escrito algo así y que, además era vergonzoso que alguna crítica, sin duda por motivos editoriales,  dijera que era una buena novela. Y me picó la curiosidad, claro. Y como simple lector creo que no es una buena novela. Creo que falta ritmo. Diría que parece una obra escrita para ilustrar un curso de escritura. Tiene todo lo que tiene que tener una novela, en teoría (supongo), para ser un éxito. Una mujer, jueza de menores, en Londres, con una vida complicada que su marido se empeña en complicar más; casos de impacto social que le vuelven a la memoria por sus aciertos y yerros; y un nuevo caso de un chaval con leucemia Testigo de Jehová que se niega a ser tratado y cuyo caso ella tiene que juzgar obligándole, o no, a recibir tratamiento. Y además ella toca el chelo, con lo cual McEwan puede hablar de música y hacernos partícipes de un concierto que ella interpretará para emocionarnos a todos sabiendo las especiales circunstancias por las que está pasando la jueza.  Prescindible, pues.

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