Los monederos falsos: A. Gide

Los monederos falsos es la obra maestra de A. Gide, Premio Nobel de Literatura en 1947.
 
Poco después de morir, la Iglesia incluyó TODA SU OBRA en el Índice de Libros Prohibidos (por corromper a la juventud). Con estos antecedentes, al leer el libro, estas predispuesto a zambullirte en una perversa obra que te convertirá en consumado pecador.(Como ya me he leído un par de novelas de este autor, no debo tener pues remedio). Sin embargo te encuentras con una obra de estructura compleja. Una especie de ovillo que se va deshaciendo y enredando sin remedio aparente, cambiando el foco a medida que avanzas en su lectura. (De hecho, el misterio con que empieza, acaba diluyéndose sin desentrañarse). En algún momento te suena a Dickens (Oliverio en el día que su tío Eduardo lo descubre "robando" a un librero), a Mann (Laura y su aventura con Vicente en el sanatorio), a Celine (Vicente se va a África, y un personaje con pensamientos nazis): ya sé, a algunos autores que he leído hace poco. Es decir, tiene de todo. Hasta algunas páginas que te permiten entender por qué la Iglesia incluyó su obra en el famoso y atrayente Índice ( http://es.wikipedia.org/wiki/Index_Librorum_Prohibitorum).
 
No aprecio influencia del psicoanálisis, fuente innovadora de la novela de la época (Virginia Woolf en La señora Dalloway, Joyce);más bien de la sociología. Pero ante todo su innovación es argumental: no es lineal, incluye diarios, incluye otro libro que está escribiendo Eduardo,incluye una valoración por parte del autor de los personajes, etc. Sigue un esquema de bestseller en el sentido de intentar enganchar y acabar en el momento álgido de la historia. Lo más curioso es que, al contrario de otras novelas que te enganchan en un principio, impresionándote por su fuerza, que poco a poco van perdiendo, en Los monederos falsos empiezas con cierta decepción (sobretodo con los antecedentes que hemos dicho), pero acabas sobrecogido. Quizás algo molesto por lo que te parece un recurso artificioso, pero (creo yo que) de repente, te das cuenta que es una obra magnífica.
 
Admirable narración, como dice Borges en el prólogo de la edición que tengo.

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