R. Piglia: Blanco nocturno


Son muchos los motivos por los que esta novela es muy interesante y muy recomendable. Por empezar por el quizás más "superficial", por haber obtenido el Premio de la Crítica en narrativa castellana en 2010. Dicho este motivo, los otros son puramente literarios. Y eso significa que no es una novela convencional. Según algunos críticos, sencillamente es una "novela de Piglia". 

Piglia es sin lugar a dudas un referente intelectual y, como tal, es normal que no se le vea ni se le mencione en la televión española (al menos, no mucho). Por lo que se lee en la Enciclopedia moderna, en su país sí que ha hecho programas culturales para ese medio. Y supongo que basta decir que ha sido profesor en Harvard y Princeton para darse uno cuenta del reconocimiento internacional que posee. 

Blanco nocturno empieza con las cavilaciones que hace el comisario del lugar, Croce, sobre la muerte de Toni Durán, un tipo especial, buscavidas, guaperas, relacionado con las gemelas Belladona, muy peculiares, hijas de un adinerado y antiguo terrateniente de Adrogué. La información no va apareciendo de manera lineal, sino que ya desde ese principio in media res,  Piglia nos va reconstruyendo lo sucedido. Y lo sucedido no es solo el asesinato del mulato que llegó a aquel lugar sin que nadie sepa a qué fue debido, sino desentrañar toda una serie de relaciones entre los componentes de la familia Belladona, el puertorriqueño asesinado, el comisario visionario, el fiscal corrupto, el japonés al que le cuelgan el muerto, ..., es decir, un complejo universo de personajes que hacen que la novela no sea un simble artefacto de género.

Pero que la novela esté construída sobre un suelo con muchos estratos y con muchos materiales no es solo el motivo por la que es una obra interesante. Además nos encontramos con que no existe un personaje principal, pues el comisario Croce cede el puesto al preiodista Renzi (alter-ego según la crítica de Piglia, cuya primera parte de su autobiografía ya leí hace poco) para poder continuar con las indagaciones, al tiempo que el poder político-económico que controla el pueblo toma las riendas para hacer que el misterio se desvele de la manera que mejor viene a todo el mundo. Así que mientras a duras penas podemos vislumbrar los motivos reales y lo que sucedió realmente, la novela cuenta cómo las autoridades cierran el caso. 

Es difícil encontrarle defectos a esta novela y, sin embargo, no me ha dejado esa sensación que dejan esas obras literarias que algunos llaman obras maestras. Y creo que es porque la estructura tan especial y marcada y el estilo tan propio con que Piglia escribe te hace ser consciente en todo momento de esas características, cosa que te lleva a estar siempre demasiado lejos de la historia y no llegar a vivirla como algo propio, algo que sientas que te va a cambiar tu vida (exagero adrede).  Es decir, Piglia es un excelente escritor, con una cultura desbordante, con un dominio del lenguaje notable, pero creo que no llega a tocarte el alma, al menos en esta novela, quizás porque escoge como leit-motiv escribir una novela negra sin serlo.

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