L. Mateo Díez: Apócrifo del clavel y la espina




Cuando acabas este libro te quedas impresionado por las tremebundas historias que se cuentan. Como una crónica antigua de una larga descendencia desde los tiempos en los que moros y cristianos compartían este territorio, hasta llegar al siglo XIX, esta novela corta de este escritor, académico, ganador de importantes premios, discreto personaje público, mejor dicho, hombre que no es una notable figura mediática (síntoma de una de las enfermedades de este país), logra al final aunar el asombro más popular que producen amores, odios y venganzas de aromas medievales, con la admiración por el que yo diría que es el verdadero protagonista de la obra:  el lenguaje.

Mateo Díez escribió esta novela al poco de decidirse por la narrativa tras algún libro de poesía. Con ella ganó el premio Café Gijón (1977). En algún titular más o menos actual dice que le interesa más la leyenda que la realidad, y esta obra suya es un claro ejemplo que corrobora su aserción. Pero, además, con el desconocimiento del resto de su obra que impide que generalice, sin duda que utiliza el lenguaje para crear la atmósfera adecuada de las leyendas. Esto lo consigue con frases largas, llenas de detalles, palabras inusuales, supongo que algunas propias de León,  y ese estilo propio de las crónicas pero con una estructura moderna en la que se entrelaza la vida del narrador con la historia de unos personajes que imprimen el carácter a toda una región. Todo ello nos recuerda al particular realismo mágico de Carpentier.

Posiblemente esta novela no guste a nadie en la actualidad. Este lenguaje virtuoso se considerará barroco, difícil de entender, sin la ligereza necesaria para el lector de hoy. La carencia de una trama continua, de un misterio que resolver, la convertirá en algo aburrido, sin interés. Las pocas páginas del libro lo alejarán de ser el objeto físico de 600 o más páginas que los editores buscan para justificar el precio que el acostumbrado consumidor  de libros está dispuesto pagar …

En fin, eso es lo que hay. 

Feliz por ser el lector que soy y poder disfrutar de libros como este.

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