C. Montero: El desorden que dejas


Carlos Montero ha ganado el premio Primavera de Novela, con esta novela (¡su segunda novela!). Este premio está dotado con 100000 euros. Participaron mas de 800 novelas en este certámen. Carlos Montero es escritor y guionista gallego. Como hay otro Carlos Montero famoso(?)  (nacido en Buenos Aires unos años antes) todavía hay enlaces equivocados que envían al otro cuando buscas información sobre este. Supongo que este primer párrafo sirve para hacerse una idea de la importancia del logro del autor con esta novela. 

El oficio del autor queda impregnado en toda la novela. El uso de dos voces, una primera persona para describir los agobiantes sucesos que le ocurren a la protagonista principal, y una tercera persona más tradicional, para esos hechos que ella no vive, puede que hayan hecho al jurado escogerla como ganadora de este premio. 

A mí me ha hecho sentirme mal. Como esas películas alemanas o nórdicas que echan por las tardes los fines de semana en la televisión pública (o en otras cadenas), en las que, normalmente, a una mujer se le hace pasar canutas aunque sabes que al final todo se arreglará. Cuando hacen esas películas yo cambio de canal o apago la tele. Pero como tengo la manía de acabarme los libros que empiezo, este lo he acabado muy a pesar mío. No porque sea especialmente malo, sino porque como he dicho antes, no me gusta sufrir (cuando el sufrimiento viene de esa manera).

Creo que en lo que entiendo es una virtud que el jurado ha podido valorar, a mi me parece un defecto importante en este caso. Pues esa primera persona en vez de aproximarme a Raquel, esa profe (profe!!, como yo!!) que se ve metida en un lío increible, me ha hecho sentir que todo aquello era sencillamente imposible. Inverosímil.

Mientras pensaba qué decir en esta reseña se me han venido a la cabeza reflexiones muy sesudas sobre la responsabilidad, utilidad, valor, etc de los premios literarios. Pero cuando me he dado cuenta de que estamos en agosto, que no hace demasiado calor, que vivo en un país y en unas condiciones de envidia, me he dicho. A ver, que la literatura también está pensada para entretener, vender, disfrutar del tiempo de asueto...

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