I. Allende: La casa de los espíritus





No exagero cuando digo que se considera a Isabel Allende una mala escritora de éxito. Es fácil encontrar dilapidadoras citas en contra de esta chilena-estadounidense. Y supongo que esta mala prensa ha hecho que no haya sido hasta ahora cuando me he leído esta celebérrima novela. Debe ser tan mala que no aparece en la Historia esencial de la literatura española e hispanoamericana de Pedraza y Rodríguez (2000) que a la hora de hablar de escritores chilenos de cierta transcendencia que traten de alguna manera el tema del dictador chileno Pinochet se refiere a los conocidos Donoso, Edwards y Skármeta y los menos conocidos Valdés y Dorfman. Con estos antecedentes es comprensible que me haya gustado la novela, obviamente, mucho más de lo que esperaba. También entiendo que se diga de Allende que es como una copia menor de  García Márquez (¡quién no se sentiría orgulloso con esa comparación?), con lo que ello implica en cuanto a originalidad. Y que Bloom diga: “Isabel Allende es una muy mala escritora y sólo refleja un periodo determinado”. No porque lo sea definitivamente, sino porque he leído en varias ocasiones lo que significa calidad literaria para Bloom. Ya me cuesta entender que Bolaño diga: «Me parece una mala escritora, simple y llanamente, y llamarla escritora es darle cancha. Ni siquiera creo que Isabel Allende sea una escritora, es una "escribidora"». [Que conste que estas citas las he extraído de Wikipedia y no puedo garantizar su veracidad]. Pero me limito  a evidenciar la transcendencia de la obra y persona de esta mujer.

Por otro lado, La casa de los espíritus es lectura obligatoria para segundo de Bachillerato en Valencia y eso, sin lugar a dudas, implica que tenga ciertas virtudes (¿no?).  Como he dicho antes me ha gustado esta novela. Me ha asombrado ese tono típico del realismo mágico que si bien no es original (por comparación), Allende hace propio con sus espíritus y extraterrestres. Me ha gustado cómo ha ido construyendo la historia de una familia con un cuerpo central formado por Clara del Valle y Esteban Trueba.  Y cómo finalmente engarza todo en lo que parece el leit-motiv de la historia: el golpe de estado y su significado anterior y posterior para los personajes. Supongo que esto es lo que hace a Bloom decir que Allende habla de un momento determinado (por lo menos en esta novela), implicando la falta de universalidad así como cierto posicionamiento ideológico y moral, cosa que Bloom detesta en una obra literaria. Para mí, el mayor defecto es el claro carácter de los personajes nada mas aparecer en la obra. Es decir, su claro carácter de estereotipo. Eso hace que no vibres con ellos: no odies, no ames, no desees y que te limites a observar el esperado devenir de los acontecimientos. A pesar de todo esto, creo que es una buena novela y no está mal que los alumnos de 2º de bachillerato la lean.

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