¿Después de 1913 no va 1914? Me ha sido difícil evitar elegir este libro ante la continuidad numérica que me sugería el de Sciascia. Las excelentes críticas que tuvo también ha ayudado. Y este ejercicio de escritor consagrado (ejercicio que consiste en escoger un tema que no interesa a nadie y adornarlo con una magnífica prosa) impresiona como excelente narración. La historia es muy simple y tal y como va pasando te das cuenta que no pretende Echenoz engancharte con algo sorprendente, con una tensión que te ayude a evadirte de tus pesadillas, con unos hechos desgarradores que te harán lamentar lo triste que hay en una guerra. Echenoz quiere demostrar que es un narrador magnífico y que tiene la destreza suficiente para dar unos toques de emotividad y grandeza a su obra. Y, cómo no, sugerir una reflexión que, en este mundo en el que nuestro ombligo se ha dilatado hasta extensiones nunca antes vistas, debería aparecer en este centenario del inicio de la primera contienda mundial moderna.
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