B. Pérez Galdós: Marianela

Después de leer a Faulkner he tenido la necesidad de algún clásico español. A ser posible alguno de esos que tenía espeialmente abandonado. Y la facilidad (y el tamaño) me han decidido por la novela corta de Galdós Marianela. Y la verdad, no sé por qué a Galdós no le dieron el Nobel, sobretodo si como dicen fue nominado en 1912, año en que lo obtuvo el alemán G. Hauptmann, dramaturgo del cual he leído algunas obras de teatro (supuestamente incendiarias) que a mi juicio no le llegan a la suela del zapato ni tan siquiera a esta obra, un poco pueril, de Galdós. 

En Marianela hay una buena prosa. Hay una descripción social comprometida, un transfondo sentimental llamativo y un afán  moralizador digno del apreciado laurel. Esta corta novela explica, además,  que Galdós, quizás la mayor figura literaria tras Cervantes, esté prácticamente desaparecido del panorama literario. Algo parecido debió ocurrir con Blasco Ibáñez. Tantos años de franquismo, no solo dejó el país como está social y políticamente, escondió bajo la alfombra, como si fuera porquería que ocultar, todo aquello que no cumpliese con los cánones del nacional-catolicismo. Lo cual me lleva de nuevo a Faulkner. 

En España necesitamos un Faulkner: un escritor que cree un idílico lugar en el que los perdedores y los vencidos reconocen los valores de unos y otros. Y todos saben que sin los otros, no tienen sentido ellos mismos.

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